lunes, 10 de marzo de 2008

En la Obrera

El mismo nombre del Parque puede ser el envase en el que se presenta un Parque que mantiene un abismo con el citado anteriormente como Parque Revolución. En este, los limpiacarros son dueños de las aceras, manotean y gritan, limpian con una mano y con la otra sostienen un cigarro. Un "gringo viejo" también lejano de los que pasean en la calle primera con una calca del Papas en las nalgas, balbucea españos y el resto del grupo le da carrilla y le replican en inglés. Ellos son la bienvenida al Parque, hay que cruzar esta muralla que te pide le des chance de lavar tu carro. Su presencia es de por sí insistente, provocadora. En los interiores, el panorama es lejano de la pulcritud reconocida, de la estéteica del parque, aquí se ve que este espacio intenta ser apropiado por quienes vienen a él: los graffittis en el kiosko, no se reconocen signos legibles. Los vendedores en los alrededores del corazón del parque; ofrecen paletas, rielitos, fritangas, aguas, algodondes, coca colas y fantas, agua embotellada... aquí también hay cantantes, aquí está "la otra" asociación, la de cantantes e interpretes de Ensenada, dirigida por el señor Rafael Partida quien se reune con sus asociados cada miércoles en algún salón del PRI. Partida con su asociación se reunen en el PRI. Aqui los arriates no sostienen letreros de "Prohibido pisar el césped", aqui no hay nada, ni pasto. Los pasos de los visitantes llegan sin límte a cualquier rincón de estes espacio. Las familias se acuestan y retozan en el poco zacate que hay. Los letreros, si alguna vez prihibieron algo, ya no se lee que era....

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