martes, 12 de febrero de 2008

¿Me llevas al parque?

Quizá gocemos con intensidad de los parques en la ciudad, porque posibilitan numerosas experiencias que una oficina o vivienda del infonavit hacen que olvidemos: sentir el aire, movernos de un lado a otro con libertad, contemplar, gritar, correr, jugar y fluir teniendo como escenario fragmentos de tierra y árbol.

Esta posibilidad de un mundo sin paredes estrechas -aunque sea momentánea-, provoca a escuchar o platicar con el otro sin prisas o a ser simples observadores del trajín de la ciudad desde un ángulo más amable.

Cuando eres pequeño, un parque se torna en una suerte de paraíso y de ello dan cuenta algunas de las frases que preceden e hilvanan el deseo de disfrutarlos: “¿Me llevas al parque?”, “¿Te subes conmigo a los juegos?”, “¿Me columpias?”, o la subsecuente resistencia a regresar a la rutina de un hogar: “No me quiero ir”, “Tu dijiste que nos quedaríamos más tiempo”, “Me subo una vez y ya… ¿si?”. ¿Puedes acaso resistir esta petición?, a ella seguro responderás con un “Bueno, una vez y ya, pero no te vayas a caer”, mientras tanto tal vez descanses la mirada y te entregues al disfrute de un tiempo que parece detenido.

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